Contribuyendo a una antología independiente | Letras de Tania

Andaba yo por la vida escribiendo y soñando, cuando Carlos Camaleón, un editor de una editorial independiente llamada "La sangre de las musas" me escribió para invitarme a participar en una antología que se titularía "El último apaga la luz", cuyos temas podrían variar entre el erotismo y la muerte.
Conocía a Carlos de hacía algunos años, ya que me había dado a mí y a mi mejor amigo en la universidad un curso sobre Vampiros que nos encantó, y organizaba a menudo festivales en torno a esta figura rodeada de folclor y leyendas.
Acepté participar en la antología y dediqué los siguientes días a redactar un cuento dedicado a la muerte; lo envié con Carlos para revisión y, entre los demás prticipantes y yo, nos dedicamos a permanecer en contacto dentro de un grupo de facebook, al pendiente de cualquier noticia que pudiera haber en torno a la publicación del libro.
Pasó un buen tiempo (ya ni puedo recordar cuánto exactamente), cuando por fin nos avisaron que los últimos detalles habían quedado terminados y surgió la fecha de la presentación.

Ya en el evento, comenzó el discurso inaugural, agradeciéndonos de antemano por la paciencia. Carlos habló de la liberación de esta anrología a la que denominó de manera hipotética como un “libro maldito“ debido a la cantidad de complicaciones que surgieron en torno a él. A veces había sido el impresor, a veces los intentos fallidos de recuperación de información y la última del día, era que el encuadernador no había completado el trabajo a tiempo.
Pero eso no detuvo en ningún momento el proyecto. Estábamos al fin ahí, firmes y listos para recibir al libro con entusiasmo.

Fue agradable formar parte de este proyecto porque me hizo contemplar de una manera más tangible que la escritura es mi pasión, que ver impresas y encuadernadas mis palabras había dejado de ser un sueño, y que definitivamente quería repetir la experiencia.

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